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En España, los hábitos de consumo han cambiado significativamente debido a la inflación y el aumento de aranceles por parte del gobierno de los Estados Unidos. La subida de precios ha llevado a los consumidores a replantearse sus compras, especialmente en el sector de los electrodomésticos. Ante el encarecimiento de los productos nuevos, cada vez más personas optan por reparar electrodomésticos en lugar de adquirir otros nuevos. Esta tendencia ofrece múltiples beneficios. En primer lugar, el ahorro económico es evidente: reparar un aparato suele ser mucho más barato que comprar uno nuevo. Además, la sostenibilidad juega un papel clave, ya que al reparar se reduce la generación de residuos electrónicos y se fomenta un consumo más responsable. También se destaca la prolongación de la vida útil de los dispositivos, permitiendo que sigan funcionando durante años con un mantenimiento adecuado. Para reparar con éxito, es fundamental acudir a servicios técnicos confiables, verificar que la reparación tenga garantía, evaluar el coste-beneficio y evitar arreglos caseros que puedan empeorar el problema. Con estas estrategias, los consumidores pueden adaptarse mejor a la situación económica actual sin comprometer su calidad de vida.